La Chaya riojana en los barrios, esencia de la celebración popular

La clásica chaya barrial conocida como del “Terreno”, expuso en el camping del Colegio Médico de La Rioja una muestra más de la dimensión popular que tiene esta tradición carnavalesca con foco en febrero. Personas de todas las edades, principalmente jóvenes, interactuando con harina y albahaca y envueltos en una diversión “superior”, reflejaron una contagiosa alegría como es difícil de encontrar en otras manifestaciones culturales.

Los artistas riojanos que animaron la cita fueron el complemento para momentos “sublimes” en el sentir popular local, como lo es el “topamiento”. Un topamiento y desarrollo que cuenta con una organización flexible, dinámica, fresca, que en el caso de la Chaya del Terreno tiene como cabeza a Sergio Quintero.

El topamiento es el enfrentamiento amistoso entre los hombres y las mujeres, que al llegar al centro de la calle se arrojan agua y harina como símbolo de confraternidad. El Cumpa y la Comadre son los personajes que comandan la ceremonia chayera, que tiene a un muñeco del Pujllay presidiendo la fiesta.

La Chaya riojana es una celebración tradicional de los pueblos originarios de La Rioja, Argentina, que se remonta a los Diaguitas. La fiesta se celebra en febrero y tiene como base una leyenda sobre una joven india y un joven pícaro.

La leyenda de la Chaya cuenta que una joven india llamada Chay se enamoró de Pujllay, un joven pícaro y mujeriego (hoy representado por un muñeco, posteriormente prendido fuego) que no la correspondió. La joven se internó en el bosque a llorar y desapareció hasta convertirse en una nube, pero regresaba cada año en forma de rocío.

La palabra chaya proviene del quechua y significa rociar o mojar. La fiesta une las tradiciones carnavalescas de los conquistadores europeos con las celebraciones por las buenas cosechas.

Toda una experiencia:

Las chayas barriales se replican en toda la provincia, con matices y particularidades de la región, en lo que constituye una cadena de festividad, respeto por la madre tierra y una alegría popular en la que todos y todas, por un tiempo, resultan iguales embadurnados en harina.

Se puede afirmar que la única manera de poder entender y sentir la Chaya es experimentándola. La mejor de las teorías y/o relatos apenas aproximan un poco a la hermosa realidad.

Por Alejandro Delgado Morales – Fotografía: Pilar Delgado Niglia