Balderrama: Presente y proyección del templo mayor del folclore
La rica y vibrante historia de la peña y boliche Balderrama se mixtura con este presente vertiginoso y cambiante. Hay un dicho que sostiene que no se debe pasar por Salta sin vivir Balderrama y realmente tiene una gran base de sustento, porque traspasar la puerta de ingreso al local activa los sentidos. Lejos de quedarse anclado en sus orígenes, visitantes ilustres e imborrables recuerdos, este ícono salteño abre sus brazos con todo su recorrido y los pies en estos tiempos. Patricia Balderrama, hija de Juan Balderrama, recordado fundador, compartió con turismo180grados el presente y los desafíos que tienen por encarar.
Patricia Valderrama, estamos rodeados de tanta historia, de tantas cosas tradicionales, fuertes, mirando los cuadros de las visitas fantásticas, y nos trasladamos al presente ¿Cuál es el desafío que afrontás ante todo esto que tenés sobre tus espaldas?
¿Qué tal? ¿Cómo estás? Ustedes hoy están en el Templo mayor del Folclore. Esto es un legado que continúa hace 13 años que estamos ya a cargo de esto que nos dejó mi papá, y bueno, y es lo que uno ha mamado y lo que uno sabe hacer.
Por eso yo siempre digo que las cosas se hacen con el corazón, y es lo que lo llevamos acá.
Digo del desafío porque los tiempos han cambiado, pero lo que notamos recorriendo las calles de Salta, escuchando y viendo lo que ven y sienten tantos extranjeros que dicen, bueno, vamos a Salta, tenemos que ir a Valderrama. Bueno, ahí está ¿Cómo se preparan? ¡cómo afrontan todo esto?
Nosotros nos tenemos que ir actualizando. Nos tenemos que ir actualizando porque si no, vas quedándote en el tiempo y vas pasando ya como a la historia por los mismos años que tiene la peña, que tiene 71 años. A ver, por ejemplo, vos acá entras, bailas una samba, una chacarera y terminás bailando un cuarteto.
Increíble, pero terminás bailando un cuarteto. Terminás, bailando un carnavalito, un taquirari, el que quiere bailar, el que quiere cantar, y la gente termina súper contenta. Nos costó muchísimo el cambio, ¿no? Pero bueno, había que hacerlo.
Es interesante lo que mencionaste, teniendo en cuenta que conversando con turistas extranjeros se han sorprendido porque vivenciaron, algunos por primera vez, lo que son las raíces propias de Salta, las tradiciones del norte de la Argentina en general, pero también dijeron, bueno, nos han dado espacio de pronto como para poder compartir algo propio, cosa que no tenían pensado.
Así es. La verdad que, a ver, es… Por ejemplo, viene un pasajero de Uruguay: todos los homenajes, los temas para ellos, entonces ellos se sienten como en su casa. Viene gente del Paraguay, hay mucha gente que viene de suponte del Paraguay, bailan arriba, se ponen las botellas y hacen acá participar, así cada país, cada lugar tiene un homenaje.
¿Y cómo sigue entonces? ¿Hay una planificación, ustedes van tomando la temperatura de lo que sucede en la sociedad, en el país, en la región o dejan que transcurra y van viendo?
Nosotros lo dejamos, como diríamos, que fluya, ¿viste? Lo dejamos que fluya, lo dejamos que… A ver, yo lo manejo a esto, digo yo lo manejo, pero somos tres mujeres las que estamos al frente, pensamos en cómo a mí me gustaría ir a un lugar y yo lo vivo, ¿me entendés? Esa es mi receta prácticamente. Lo que a mí me gusta, lo que a mí me gustaría ir, compartir, ver… Yo recorro muchos lugares, porque no hay nada escrito cómo hacer. Entonces yo aprendo, de todos lados saco algo positivo y negativo. Voy, busco, miro, y bueno, es la forma que yo tengo de irme adaptando.
Patricia Valderrama, muchas gracias, un gusto estar aquí.
Ayer, Hoy y Siempre…
El Boliche Balderrama nació en Salta en 1953, de la mano de los hermanos Juan, Daria y Celestino como un almacén de ramos generales, donde además se vendían bebidas típicas de la región.
Al paso de unos años comenzó a funcionar la picantería Balderrama ubicada entonces en la esquina de Corrientes (hoy San Martín) e Ituzaingó, a unos metros del mercado San Miguel. Se dedicaba a la venta de comidas (locro, picante de pollo, de lengua, de panza, de conejo, de cordero, de suyo y empanadas) a la gente que hacía compras en el mercado San Miguel.
A la picantería comenzaron a llegar artistas de la talla de Juan Carlos Dávalos, Eduardo Falú, César Perdiguero. Por el 1956, el boliche se traslada a la esquina de San Martín y Esteco y se convirtió en el refugio de los poetas, músicos y pintores, entre los cuales pueden mencionarse el “Cuchi” Leguizamón, Jaime Dávalos, Villegas, Sato, Manuel J. Castilla, Hugo Aparicio, Díaz Bavio. Hasta la madrugada se quedaban componiendo música, escribiendo poemas o pintando las paredes.
A orillitas del canal
Avanzada la década del ´60 se registró la zamba “Balderrama” con música de Gustavo Leguizamón y letra de Manuel J. Castilla. La misma iba dirigida al boliche donde nacieron zambas y entuertos, amoríos y poemas. El sol encegueció trasnochados y bohemios, mientras poetas pedían el almanaque, para reconocer la fecha que se levantaban de la mesa.
Fue el punto de partida para una suerte de himno folclórico que recorre el mundo e identifica claramente al sentir salteño y a una pintura argentina.
Por Alejandro Delgado Morales